Alimentación

Técnicas de lactancia materna, ¿cómo amamantar correctamente?

4 min.

Aunque al principio os puedan surgir dudas respecto a la mejor técnica o postura para amamantar al bebé, muchas madres descubrís intuitivamente cómo dar el pecho a vuestro bebé correctamente. Este es uno de los puntos más importantes para el éxito de la lactancia, ya que una posición adecuada significa que el niño va a poder alimentarse, vaciando bien el pecho sin lesionar el pezón y asegurando así la producción de leche.

Cómo se coloca el bebé: algunos consejos y recomendaciones

Independientemente de la posición para amamantar (sentadas, tumbadas o semi tumbadas), debéis asegurar un buen agarre. La cabeza del bebé debe mirar de frente al pecho, y su nariz ha de quedar a la altura del pezón, con la boca bien abierta, la lengua debajo del pezón, y con la barbilla y la nariz tocando el pecho.

Un recién nacido está provisto de reflejos que le ayudarán a mamar eficazmente. Pero para que el bebé tenga una buena postura durante la toma, hay que acercar todo el cuerpo del niño al pecho, rozar su nariz y labio superior con el pezón y darle tiempo hasta que abra bien la boca. Entonces, se debe orientar al bebé de modo que el pezón apunte hacia la parte superior de su boca, de manera suave pero decidida, para evitar que choque con la lengua al entrar. Sabréis que es la postura adecuada porque se verá menos areola por debajo de su boca que por encima.

Es importante evitar poner los dedos en forma de tijera alrededor del pezón, ya que impiden que se introduzca a fondo en la boca del bebé y, además, se bloquea el flujo de leche. La anatomía de la nariz del bebé le permite respirar perfectamente por los lados, así que no os debéis preocupar por eso. Además, es mejor no tocarle la cara mientras está mamando, porque el reflejo de búsqueda es capaz de hacerle soltar el pecho

Pezones planos y cómo afectan a la hora de amamantar al bebé

En muchas ocasiones, los pezones planos se corrigen tras el parto de forma espontánea o van asomando gracias a la estimulación del bebé. Intentar corregirlo durante el embarazo con ejercicios de tracción y estiramiento, solo servirá para dañarlos. Es posible que a algún bebé le cueste más, pero la mayoría podrá mamar perfectamente, aunque el pezón sea plano.

Si el pecho está muy lleno y tenso puede dificultar el agarre, por lo que podéis masajearlo previamente, aplicar calor seco en la zona y extraer un poco de leche manualmente para que se ablande.

Cómo saber si el bebé está bien sujeto al pecho

Durante toda la toma debéis comprobar que el agarre al pecho es correcto para que la transferencia de leche sea la adecuada y para no dañar vuestros pezones. Debéis comprobar que:

  • El bebé abre bien la boca y tiene su labio inferior doblado hacia fuera.
  • Su labio inferior queda bastante por debajo del pezón.
  • El bebé abarca un buen trozo de pecho con la boca, incluyendo gran parte de la areola. 
  • Su boca sella el pecho y su nariz está muy cerca.
  • Ni su lengua ni encías friccionan el pezón. 
  • El pecho no baila en su boca.
  • Hace un sonido gutural al tragar, y no una especie de chasquido. 
  • Se le mueven las mandíbulas hasta las orejas y no se le hunden las mejillas.

Mejores posturas para la lactancia

Antes de conocer las mejores posiciones para la lactancia, debéis saber que la comodidad debe ser primordial, tanto para el bebé como para vosotras. Esto permitirá que el bebé coja con mayor facilidad el pecho y que ambos podáis disfrutar del momento. En general, es válida cualquier postura y las más comunes son:

Dar el pecho acostadas

Dar el pecho acostada es una de las posturas más habituales mientras os encontráis débiles o doloridas tras el parto, y también para las tomas nocturnas. Podéis hacerlo tumbadas boca arriba, con la cabeza ligeramente elevada y colocando al bebé sobre vuestro pecho. Es lo que se conoce como postura biológica y favorece, sobre todo en las primeras semanas del recién nacido, un agarre profundo y correcto. También podéis amamantar acostadas de lado, colocando al bebé frente a vosotras, igualmente de lado y en paralelo, de modo que podáis mantener el contacto visual. Podéis emplear el brazo sobre el que os acostáis para rodear y acercar al bebé. 

Amamantar sentadas

Es la postura más clásica y la que suele resultar más cómoda. Sentadas en una silla, con la espalda bien apoyada, cogeréis al bebé con un solo brazo y colocaréis su cuerpo vuelto hacia vosotras. Su cabeza debe quedar apoyada en vuestro antebrazo, y no en la sangradura (la parte opuesta al codo). Podéis sostener al bebé con el brazo del mismo lado que el pecho que vais a ofrecer, o con el contrario. En este segundo caso, utilizaréis vuestra mano para acercar su cabeza al pecho. 

Dependiendo de vuestro tamaño, el de vuestros pechos y el del bebé, quizás os sea más cómodo apoyar los brazos en un cojín para que, cómodamente, la boca del bebé quede a la altura de vuestro pezón. Si eleváis los pies sobre un taburete quizás os resulte más fácil.

Otra variante para amamantar sentadas es la posición de pelota de rugby. Colocaréis al bebé por debajo de vuestra axila, con las piernas hacia atrás y su cabeza frente a vuestro pecho. Podéis apoyar al bebé sobre una almohada y, con la mano del mismo lado del pecho que le ofrecéis, sujetaréis su cuello levemente, sin inmovilizarlo. Esta posición puede ser útil para amamantar al bebé cuando los pechos son muy grandes, tras una cesárea y en niños prematuros o con bajo peso al nacer.

Y otra de las posturas más comunes, y que facilitan un agarre más profundo, es la posición de caballito. Sentadas igualmente, pondréis al bebé sobre una de vuestras piernas y pegaréis su cuerpo a vuestro abdomen. Con una mano guiaréis el cuello del bebé hacia vuestro pecho, que podéis sujetar también con la otra mano o elevarlo colocando una muselina enrollada debajo.  

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