Las actividades en el agua son una gran fuente de diversión para niños y bebés. En especial durante la temporada de verano, las playas y las piscinas son lugares de ocio para mayores y pequeños, pero tenéis que saber que no están exentas de riesgo.
Las cifras relacionadas con los accidentes en el agua son escalofriantes. Solamente en Europa, unos 5.000 niños mueren ahogados cada año. En España suponen la segunda causa de muerte accidental en la infancia, solamente superada por los accidentes de tráfico.
Además de estos incidentes mortales, se producen muchísimos otros accidentes como ahogamientos en niños y bebés que causan lesiones, hospitalizaciones y en algunos casos graves lesiones y discapacidades.
Riesgo de ahogamiento durante la infancia
Los niños pequeños, de 1 a 4 años, son el grupo de edad con mayor riesgo de ahogamiento. Algunas enfermedades como la epilepsia o condiciones como los trastornos del desarrollo psicomotor y emocional incrementan este riesgo.
La vulnerabilidad frente al ahogamiento es diferente en las distintas edades.
Así por ejemplo los lactantes, menores de un año, tienen una movilidad reducida y pueden ahogarse en escasos centímetros de agua en bañeras, cubos o piscinas hinchables pequeñas, si no están bajo la constante supervisión de un adulto. La recomendación es no dejar nunca solo a un bebé en la bañera u otros lugares con agua, ni siquiera unos segundos.
El mayor riesgo de ahogamiento en los niños de 1 a 4 años se explica porque empiezan a ser más autónomos e independientes en sus movimientos, y pueden escapar con cierta facilidad de la supervisión del adulto. Además, su nivel cognitivo todavía no les permite reconocer las situaciones de peligro. Los accidentes en este grupo de edad suelen producirse en piscinas privadas que habitualmente no tienen vigilancia externa.
Consejos de seguridad infantil en piscinas y playas
Para poder disfrutar sin peligro de los beneficios y la diversión que aportan las actividades acuáticas, debéis seguir estas recomendaciones:
- Vigilad a niños y bebés de forma continua. Es la principal norma de seguridad. Es necesario mirar a la piscina donde están los niños cada 10 segundos, teniéndolos controlados de forma que podáis llegar a ellos en menos de 20 segundos. En la playa, cuando van al agua, deben estar acompañados en todo momento. Incluso si están alejados de la orilla, debéis comprobar continuamente que permanecen junto a vosotros, para que no se pierdan entre la multitud y para que no se dirijan solos al agua.
- Evaluad los riesgos, la capacidad del bebé o del niño de llegar solo a la piscina o al mar en un descuido.
- En niños más mayores, enseñadle a flotar, así como las normas de seguridad básicas en el agua. No os confiéis en el uso de manguitos y flotadores. Si no saben nadar, el chaleco es la mejor herramienta.
- Elegid playas con servicio de socorrista y respetad las indicaciones de las banderas y los carteles. Es importante que no deleguéis la vigilancia en los socorristas, la responsabilidad sigue siendo vuestra.
- Mantened alejados a los niños de los elementos de drenaje de las piscinas y asegurad su correcto funcionamiento.
- En piscinas, contad con elementos de protección y seguridad como las vallas, los cobertores y las alarmas.
- Es muy importante que conozcáis las maniobras de reanimación cardiopulmonar y sepáis el número de teléfono de emergencias del país donde estéis.
La seguridad en el agua de vuestro hijo o hija va a depender en gran medida de vuestra supervisión constante. Como adultos, debéis adelantaros a los pasos que puedan dar en su descubrimiento del mundo y de su entorno.