Una de las cuestiones que más preocupa es saber si el bebé está recibiendo todo el alimento que necesita. Especialmente, cuando el bebé se alimenta de lactancia materna de manera exclusiva.
La preocupación es también mayor con el primer hijo y, especialmente, en las primeras semanas, cuando hay inseguridad ante los signos de saciedad del bebé que tampoco son tan evidentes. En realidad, más que el peso o la cantidad de alimento, lo que mejor informa de su salud es el aspecto del bebé y su comportamiento. No hay motivo para pensar que un bebé está recibiendo poco alimento si:
- Tiene buen color (rosado).
- Reacciona a los estímulos.
- Está contento o tranquilo (sin estar adormilado) la mayor parte del tiempo.
- Moja entre cinco y siete pañales al día con orina de color pálido.
El tiempo que se le dedica a cada toma también influye
No hay que limitar la duración de las tomas: el bebé decide cuánto tiempo necesita mamar. Le podéis ofrecer los dos pechos por toma, pero es mejor que vacíe uno completamente antes de ofrecer el otro. Si no toma la última leche de un pecho, más grasa y calórica, se saciará momentáneamente con la leche primera de ambos pechos, pero no recibirá suficientes calorías y pronto volverán a tener hambre. Además, la primera leche que extrae del pecho es muy rica en lactosa, un azúcar que el intestino no puede absorber de forma ilimitada y cuyo sobrante fermenta produciendo molestos gases y causando a veces que las deposiciones del bebé sean más líquidas e irritantes. Por todo esto, si le basta con uno, no es preciso forzarle a que tome del segundo, y alternaréis un pecho en cada toma.
¿El bebé necesita suplemento de leche?
La gran mayoría de las madres podéis alimentar de forma exclusiva a vuestro bebé con lactancia materna. Sin embargo, muchas mujeres (a veces siguiendo erróneas recomendaciones), introducen un suplemento de leche artificial al pensar que el bebé no tiene suficiente con el pecho. Se inicia así, la llamada lactancia mixta, en la que se combinan leche materna y de fórmula, pero en la práctica es una lactancia de transición del pecho a tomar solo biberón. Esto es casi siempre inevitable porque la lactancia materna se rige por la ley de la oferta y la demanda, y saciar el apetito del niño con otra leche, hará que disminuya la producción.
Por supuesto, existen problemas físicos y emocionales que impiden la lactancia materna, pero son mucho más frecuentes los falsos mitos que dificultan su adecuada instauración y mantenimiento. Por lo que es fundamental tener presente que:
- La leche materna será más o menos abundante, pero siempre es de buena calidad. Aunque se diera el hipotético caso de que estar desnutridas sois capaces de criar al pecho a vuestros hijos satisfactoriamente.
- La diferencia de tamaño de los pechos depende del tejido graso que contienen y no de la cantidad de glándula mamaria, por lo que es falso que los pechos pequeños produzcan poca leche. Además, pasadas las primeras semanas, lo habitual y recomendable es que los pechos no luzcan tan llenos y turgentes, pero eso no significa que hayáis dejado de tener leche.
- Es absolutamente normal que, durante las primeras semanas, las tomas sean irregulares y muy frecuentes, lo que no debe interpretarse como un signo de falta de leche.
- El hecho de que un niño acepte un poco de biberón después de mamar no significa que le hiciese falta.
- En momentos puntuales, el bebé pasa por temporadas conocidas como brotes o crisis de crecimiento, en las que modifica su patrón en la alimentación. Las tomas se vuelven más caóticas, frecuentes y el bebé está irritado. Basta con que le deis pecho con la frecuencia que piden y tener paciencia ante su comportamiento. Ya veréis que en unos días pasará el brote.
- Se sabe con certeza que un suplemento de biberón tras la última toma del día no logra que duerman del tirón.
- Un percentil bajo no significa que el bebé esté bajo de peso y por lo tanto necesite un suplemento de leche de fórmula. Las gráficas de crecimiento simplemente sirven para ver la evolución de la talla y el peso a lo largo de los meses, su pediatra es quien debe valorar si se debe suplementar la lactancia o no.
Errores comunes a la hora de amamantar al bebé
Muchas madres establecen la lactancia materna sin dificultades y continúan así todo el tiempo que creen necesario (se recomienda 6 meses de lactancia materna exclusiva y continuar después, junto a la alimentación complementaria, al menos hasta los 2 años de edad). Sin embargo, hay ciertos errores frecuentes que pueden comprometer la lactancia materna exclusiva si no se solucionan:
- Falta de contacto precoz y primera toma tardía. Tras el parto, el bebé no debe ser separado de vosotras, salvo justificación médica urgente. Practicar piel con piel de manera precoz os facilitará la instauración de la lactancia.
- Horario rígido. La lactancia materna es a demanda, y limitar la frecuencia de las tomas (además de ser perjudicial para el bebé, ya que se le obliga a pasar hambre) impide la correcta producción de leche.
- Vaciado incompleto. Igualmente, tampoco debéis limitar la duración de la toma. Cada bebé necesitará más o menos tiempo para vaciar el pecho, un acto que, además de favorecer su correcta nutrición, promueve la producción de leche necesaria.
- Mala postura. Una postura incorrecta os puede dañar los pezones, pero también dificulta la transferencia de leche.
- Administración innecesaria de suplementos de leche artificial.