Los primeros minutos del bebé fuera del útero son cruciales y todo lo que sucede en ese momento sirve para favorecer la adaptación instintiva del recién nacido a su nuevo entorno. Con la primera respiración, el bebé deja de recibir el oxígeno a través de la placenta. Por primera vez, el aire inunda sus pulmones que, hasta el momento, estaban llenos de líquido amniótico.
El bebé nace mojado y lo primero que harán los profesionales en la mayoría de los hospitales es ponerlo encima de vosotras, las madres. Inmediatamente después, se valorará su estado por medio de la prueba de Apgar. Este test es un examen rápido que se realiza al primer y quinto minuto después del nacimiento del bebé para evaluar su frecuencia cardiaca, su respiración, el tono muscular, los primeros reflejos y su color de piel. La mejor puntuación será de 10, aunque se considera normal entre 7 y 10. El resultado en el minuto 1 determina cómo toleró el bebé el proceso de nacimiento. El del minuto 5 indica cómo está evolucionando el bebé fuera del vientre materno.
El bebé durante las primeras horas
Durante sus primeros minutos encima de vosotras, los profesionales sanitarios le colocarán una pomada en los ojos (para prevenir causas graves de conjuntivitis y se le administrará vitamina K intramuscular u oral (para evitar alteraciones de coagulación). Siempre y cuando no se contemple lo contrario en el Plan de parto que se haya elaborado. Después, se pesará y medirá al bebé, se le tomará la huella del pie y se le colocará un brazalete con sus datos identificativos.
Al menos durante la primera hora posterior al nacimiento, la mayoría de bebés se hallan en un estado de alerta tranquila, durante el que parecen tratar de explorar su entorno y establecer relaciones. Nada más nacer, los bebés huelen y reaccionan a los sonidos. Su visión es restrictiva, perciben cambios en la intensidad de la luz y ven siluetas borrosas. Lo que mejor enfocan es lo que está situado a unos 25 centímetros, y esa es la distancia a la que está vuestra cara cuando tenéis al bebé encima si estáis tumbadas o si lo tenéis en brazos.
En ese momento, es habitual que experimentéis una fuerte reacción afectiva, sobre todo la madre, pero no es extraño ni alarmante que algunas de vosotras no sintáis una emoción tan viva como esperabais. Cada mujer experimenta el momento de manera distinta.
El primer contacto con la madre
Este contacto precoz, e idealmente tan duradero como sea posible, es especialmente importante cuando deseáis criar al bebé con lactancia materna. Los factores emocionales y el contacto físico son poderosos estímulos para desencadenar la producción de leche, incluidos los casos de parto por cesárea. Si además el bebé aprovecha ese rato para hacer una primera toma (los bebés nacen sabiendo buscar el pecho y mamar), estimulará un agarre más efectivo. De modo que, si no ha podido ser en la misma sala de partos, nada más llegar a la habitación conviene poner al recién nacido al pecho. La toma inicial es, además, positiva para vosotras, porque provoca contracciones en el útero que ayudan a frenar el sangrado vaginal.
Los primeros minutos de un bebé nacido por cesárea
Todo esto es igualmente factible tras un parto por cesárea. A veces es preciso que los y las profesionales ayuden al bebé a vaciar el líquido pulmonar y las mucosidades, y es posible que estos pasen un tiempo en observación. Aun así, nada de eso suele impedir un contacto piel con piel con vosotras, las madres, en la sala de partos, ni que le podáis dar de mamar en la primera o segunda hora de vida. Es conveniente saber que no todos los hospitales de la red pública admiten en sus protocolos las cesáreas respetuosas y que en casos el piel con piel se hacen con el padre y no la madre, por lo que habrá que informarse previamente.