Cuando el bebé cumple su primer trimestre fuera del útero materno, su cuerpo empieza a ganar grasa y movilidad, sus sentidos se van perfeccionando y adquiere nuevas habilidades para relacionarse con su entorno.
Postura y movimientos
Boca abajo, el bebé de tres meses levanta la cabeza y el tronco, apoyándose en los antebrazos. También, sus muslos están estirados. Boca arriba, tiene las caderas extendidas y, aunque las rodillas aún están algo dobladas, apoya los talones en la cama. Puede girarse de lado.
Si le sostenéis sentado, el bebé puede mantener la cabeza erguida. Abre las manos, juega con ellas y se las lleva a la boca. Los movimientos de brazos y piernas empiezan a ser intencionados, pero todavía no los sincroniza bien. Intenta dirigir la mano hacia los objetos, pero no acierta a cogerlos; sin embargo, si le ponéis un sonajero en la mano, puede sostenerlo y agitarlo.
El sentido de la vista en el bebé
El bebé de tres meses es capaz de seguir bien los objetos con la mirada, girando la cabeza si es preciso. Aunque todavía no controla bien la dirección de los ojos, por lo que será normal si bizquea un poco. Sin embargo, será capaz de enfocar o acomodar la visión tan bien como un adulto, aunque no puede ver completamente bien hasta los 6 meses. Realmente los niños y las niñas tardan unos 6 o 7 años en alcanzar la agudeza visual de los adultos. Será capaz también de distinguir el rostro de la madre o del padre sin necesidad de más sentido que el de la vista.
El oído y el lenguaje del bebé de tres meses
Pone atención a la voz, a la música y a los ruidos. Busca con la mirada el origen del sonido, tal y como empezaréis a ver cuando el bebé cumpla dos meses, girando los ojos o la cabeza en la dirección de que proviene. El bebé de tres meses también se despierta con ruidos que antes no le molestaban. Vocaliza espontánea y prolongadamente y responderá a vuestra voz, sobre todo a la de las madres, con balbuceos.
Conducta social
El bebé de tres meses busca activamente el contacto social. A esta edad, también sonríe como respuesta a la sonrisa del adulto y empieza a reírse a carcajadas. Asimismo, manifiesta su alegría al ver un juguete o una persona conocida, respondiendo moviendo alborotadamente brazos y piernas.
Sus balbuceos formarán parte del día a día, intentarán imitaros cuando le habláis y haciéndose notar con pequeños gritos. También es capaz de imitar sencillos gestos y movimientos.