Salud

Vómitos y diarreas en bebés

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El vómito y la diarrea en bebés generalmente se deben a una infección que afecta al estómago, aunque puede haber otras causas. Si sucede de manera puntual, sin otros signos que apunten gravedad (como el color del vómito), simplemente debéis controlar que el estado general del bebé sea bueno y se mantenga hidratado.

Vómitos en lactantes

Cuanto más pequeños son, mayor es la facilidad que tienen los niños para vomitar y también aumenta el número y variedad de trastornos que pueden ocasionar estos vómitos. En el bebé, un vómito puede ser un incidente sin la menor importancia, o también el signo de un problema más grave. 

Los vómitos repetidos, que impiden la hidratación y alimentación, deben ser valorados por un o una profesional. 

Qué provoca vómito en los bebés

El significado de los vómitos repetidos depende mucho del contexto y las circunstancias que los acompañan. Son uno de los síntomas principales de muchas enfermedades del metabolismo, también pueden deberse a una otitis, infecciones de orina, meningitis, invaginaciones intestinales (deslizamiento de una parte del intestino) y apendicitis. Y, por supuesto, también son un síntoma de las clásicas gastroenteritis y casi cualquier infección. 

Aunque es menos probable en bebés, sobre todo si no se desplazan por sí mismos y solo se alimentan de leche, los vómitos también pueden estar causados por comer alimentos contaminados o en mal estado, o por una intoxicación. Ante estos casos, lo más importante es prevenir y controlar la evolución del vómito. 

Vómitos: cuándo ir al médico

En general, un vómito aislado no tiene trascendencia ni suele responder a nada grave. En su primer día de vida es muy habitual que el recién nacido vomite las mucosidades y secreciones que han llegado a su estómago y, más adelante, si comen demasiado o con tanta avidez que tragan mucho aire, es lógico que devuelvan la toma. En ese momento, es posible que el bebé se ponga algo pálido y parezca mareado, pero si no hay otro problema, debe recuperar rápidamente su buen aspecto. Los vómitos son muy aparatosos y siempre da la sensación de que han devuelto todo lo que comieron, lo cual no suele ser cierto; pero si el niño llora al poco rato porque tiene hambre, no hay inconveniente en que probéis a darle de comer de nuevo.

Es urgente que consultéis con un o una profesional si el vómito es amarillo-verdoso o contiene sangre. El color verde es debido a la presencia de bilis, y aunque en un niño eso no es tan alarmante, en el recién nacido obliga a descartar una obstrucción intestinal. Si observáis un vómito con sangre en el recién nacido, quizás se deba a que tragó un poco en el parto o proceda de un pezón con grietas, pero también podría indicar una hemorragia en el tubo digestivo del bebé, por lo que conviene consultarlo con el profesional de pediatría. La sangre puede tener su color rojo natural o verse negra, dando al material vomitado un aspecto que recuerda a los posos del café.

Cómo saber si el bebé tiene diarrea

La diarrea es la disminución de la consistencia de las heces, habitualmente asociada a un aumento en su frecuencia. En los bebés criados al pecho, que ya hacen normalmente unas deposiciones desligadas y frecuentes, la diarrea se reconoce al aumentar el volumen de líquido que contienen las heces y ensuciar el pañal más de una vez por toma.

La diarrea puede ser a la vez un síntoma (algo anormal está sucediendo en su tubo digestivo), un mecanismo defensivo (sirve para eliminar aquello que está dañando al estómago) y un problema (puede ocasionar deshidratación). 

Causas de la diarrea en bebés

Salvo en el caso de algunas enfermedades y de la alergia a la proteína de leche de vaca, las diarreas en los bebés son en su inmensa mayoría debidas a gastroenteritis que, en los primeros meses de vida, tampoco son muy frecuentes. La gastroenteritis es la inflamación del estómago y del intestino, que se manifiesta por vómitos y diarrea, predominando lo uno o lo otro según sea la parte del tubo digestivo más afectada. En su mayoría son causadas por virus, entre los que destaca el rotavirus, que también ocasiona fiebre y signos catarrales.

Tratamiento para la gastroenteritis del bebé

El tratamiento de las gastroenteritis agudas, que solo os podrá diagnosticar el pediatra después de una exploración médica, que causan vómitos y diarrea en el bebé, se basa en evitar la deshidratación del bebé y en alimentarlo lo mejor posible mientras dure el proceso. De este modo, el propio organismo lo resolverá en pocos días. 

No se recomiendan medicamentos para la diarrea en niños y bebés, pero sí puede que sean necesarios sueros de rehidratación oral de venta en farmacias para compensar la pérdida de agua, sales y minerales. Estos son los únicos que tienen la composición adecuada para bebés y niños, por lo que debéis evitar preparados caseros como remedio para vómitos y diarrea.

Podéis empezar ofreciendo una cucharadita de 5 ml cada 5 minutos y, si la tolera, al cabo de una hora, probar 10 ml cada 10 minutos, luego 30 cada media hora, etc. 

Si el bebé está con lactancia maternadebéis seguir ofreciéndole el pecho y el suero que acepte.

En bebés o niños que ya comen alimento sólido, le podéis ofrecer su dieta normal si la tolera, sin cambiar por dietas astringentes o restrictivas, respetando su apetito y síntomas. 

Pero si al cabo de dos o tres días los vómitos persisten o el niño parece somnoliento o, por el contrario, extremadamente irritable, debéis acudir sin demora de nuevo al hospital.

Síntomas de deshidratación en bebés

Además de descartar una causa grave en los vómitos y la diarrea del bebé, lo más importante es evitar que se deshidrate. Por eso, si los vómitos y las deposiciones líquidas son muy frecuentes, debéis conocer los signos de deshidratación para acudir urgentemente al médico si apreciáis alguno.

En caso de deshidratación leve, los ojos del bebé estarán poco brillantes, además tendrá la boca seca y habrá una disminución de la orina. Una deshidratación moderada se manifestará con los ojos hundidos del bebé, episodios de somnolencia o irritabilidad y pérdida de su turgencia cutánea. La depresión de la fontanela y la ausencia de orina son síntomas de una deshidratación grave. 

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