Salud

La piel del bebé: erupciones cutáneas, dermatitis atópicas y exantemas

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La piel durante la infancia tiene unas características diferentes a la de los adultos, que la hacen más susceptible a las irritaciones y a las infecciones. Por eso, es importante que aprendáis cómo cuidar la piel del bebé de manera óptima. 

En los bebés, la piel es una barrera mucho más fina y delicada, pudiendo ser hasta un 30% más delgada que la piel de los niños de otras edades. Tiene un pH neutro, mayor riesgo de deshidratación, más dificultad para la termorregulación y menor producción de melanina, que la hace más vulnerable también a los rayos solares.

Las erupciones cutáneas, la dermatitis atópica y los exantemas son las principales alteraciones de la piel del lactante. 

Erupciones cutáneas en la infancia

Las irritaciones en la piel serán especialmente frecuentes en bebés y niños que de por sí tienen la piel más sensible o con un fototipo bajo (pieles claras, que no se broncean y con el cabello de color rubio o pelirrojo). Ante cualquier estímulo ambiental, como el frío o el calor, a veces el simple roce de la barba o de una pieza de ropa que aprieta más de lo normal, o el propio pañal, puede irritar la piel del bebé. No obstante, puede haber otras causas ligadas a alergia o a infecciones, que precisarán un diagnóstico de su pediatra.

La mayoría de las erupciones van a tener un carácter benigno. Una de las más prevalentes, predominante en los meses calurosos, es la sudamina. La sudamina o miliaria es un sarpullido que suele afectar a bebés y niños menores de dos años, que por lo demás están en perfecto estado de salud. Consiste en un enrojecimiento de la piel y la aparición de unos granitos de color rojizo en la cara, cuello y tronco. Se produce por una obstrucción de las glándulas sudoríparas.

Para prevenirlo, evitaréis que el bebé sude en exceso, intentando no abrigarlo demasiado y no utilizar ropa demasiado ajustada. Es una alteración leve, que no da molestias y que no necesita un tratamiento específico. De hecho, es mejor que evitéis el uso de talcos o determinadas cremas hidratantes que todavía obstruyen más los conductos de las glándulas. 

¿Qué es la dermatitis atópica?

Suele aparecer en torno a los cinco meses de vida del bebé, tiene un componente hereditario y se manifiesta con lesiones en la piel que provoca hinchazón, enrojecimiento y picor. Habitualmente se presentan en la cara, el cuero cabelludo, las orejas y las manos. Además, el resto de piel suele estar seca, con descamación e irritación. Si detectáis alguno de estos síntomas con carácter persistente o recurrente, es importante que acudáis al pediatra

Remedios y tratamientos para aliviar y cuidar la piel atópica de vuestro bebé

En cuanto al tratamiento para la dermatitis atópica en el bebé, será fundamental la hidratación adecuada de la piel, reducir la duración del baño, evitar la sudoración excesiva y las temperaturas extremas. Además, en ocasiones será necesario el uso de corticoides tópicos recetados por el pediatra, dirigidos a reducir las lesiones que causan picor, y prevenir complicaciones. Incluso con el debido tratamiento, puede ser complicado lograr un control óptimo de los síntomas. 

Qué es un exantema

Un exantema en el bebé es una erupción de la piel, de color rojizo y con una distribución peculiar en función de la causa. Suele ir acompañada de fiebre y otros síntomas, y constituye la manifestación de un gran número de infecciones muy típicas de la infancia. A estos casos que se manifiestan con un exantema, los y las pediatras las conocen como enfermedades exantemáticas. 

Tipos más frecuentes y cómo actuar en cada caso

La mayoría de las enfermedades exantemáticas están causadas por virus, no precisan más que el tratamiento de los síntomas, pero son contagiosas durante varios días por lo que debéis prevenir el contacto con otros niños o adultos de riesgo. Algunos de los exantemas víricos más frecuentes son el sarampión, la varicela, la rubeola, el exantema súbito o roséola infantil, la enfermedad boca-mano-pie o el eritema infeccioso

Cada una de estas enfermedades manifiesta grados variables de fiebre y un exantema que sigue una distribución o tiene un tipo particular de lesiones. A veces se acompaña de otros síntomas respiratorios o digestivos. Por ejemplo, el exantema de la varicela empieza como unas pápulas con líquido en su interior y luego evolucionan a costra, además es muy característico el picor. El exantema que acompaña a la enfermedad boca-mano-pie tiene ciertas similitudes con el de la varicela, pero tiene una distribución característica alrededor de la boca, en las manos y en los pies.

Otros exantemas, como la escarlatina, están causados por bacterias y precisan además tratamiento antibiótico. Será el o la pediatra quien se encargue de diagnosticar la enfermedad exantemática, recomendar el tratamiento más adecuado, determinar el tiempo de contagio y aislamiento y vigilar las complicaciones. 

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