Es normal que a los padres y a las madres os surjan dudas acerca del baño del bebé o recién nacido. Entre las más comunes están con qué frecuencia bañarlo, qué temperatura es la más adecuada para el agua, dónde hacerlo o qué técnicas emplear para que el bebé esté lo más cómodo posible durante su baño.
Cuándo podéis bañar a vuestro bebé por primera vez
No es preciso esperar a que se caigan los restos del cordón umbilical y cicatrice el ombligo para el primer baño del bebé. Aunque la humedad constante es perjudicial para su ombligo, si después del baño se seca y cuida debidamente, no hay ningún riesgo. Aunque tampoco hay prisa por darle su primer baño, ya que los bebés nacen con una capa protectora que hidrata su piel y previene las infecciones. La OMS recomienda esperar al menos 24 horas tras el nacimiento, pero podéis retrasar el primer baño del recién nacido en casa unos días más.
Respecto al momento del día, los bebés agradecen la seguridad de lo rutinario. Lo más habitual es bañarlos antes de la última toma del día, pero se puede hacer a cualquier otra hora si a vosotros os va mejor o si al bebé no le gusta el agua y, en vez de relajarle, le desvela. Lo importante es mantener siempre el mismo horario.
Cómo debe ser la temperatura del agua para el baño del bebé
La temperatura del agua para el baño del bebé debe controlarse para que no esté muy caliente para no quemarle, ni muy fría. No es necesario usar un termómetro, basta con comprobar con vuestro codo si el agua quema o está demasiado templada. Entre 36 y 38ºC suele ser la temperatura correcta, pero con el tiempo el propio niño dará señales sobre si le gusta el agua más fría o caliente, igual que los adultos tenéis vuestras preferencias.
También es importante procurar que la temperatura ambiental sea agradable, entre los 22-24ºC.
Cómo bañar a un bebé: técnicas para el baño del recién nacido
Durante los primeros meses del bebé suele ser necesaria una bañera adaptada para el momento del baño, aunque en pocos meses podrá pasar a la bañera común de la familia siempre con precauciones:
- Se recomienda que tengáis todo a mano antes de introducir al bebé o niño en la bañera, especialmente si estáis solos, ya que el bebé debe estar vigilado en todo momento.
- Es aconsejable no llenar la bañera en exceso, 10-15 cm de agua suelen ser suficientes.
- También se recomienda utilizar jabones neutros, y en cantidades pequeñas. A veces, sobre todo durante los primeros meses, el jabón solamente será necesario en las zonas que más se ensucian como genitales, cuello, etc.
- Para lograr una postura cómoda y segura durante el baño del recién nacido, podéis colocar su cabeza sobre vuestro antebrazo y sujetarlo con vuestra mano bajo su axila. Así tendréis la otra mano libre para lavarlo.
- El pelo también se puede lavar, al igual que el resto del cuerpo. Basta con poner una gota de champú con ph neutro en vuestra palma de la mano y masajear el cuero cabelludo del bebé con vuestros dedos. Después debéis aclararlo bien con agua, evitando que le entre jabón en los ojos.
- Al salir del baño, hay que envolver al bebé con una toalla y secarle con toques suaves, sin frotar en exceso. No es necesario usar cremas hidratantes todos los días, pero si queréis aprovechar el momento para darle un masaje relajante, éstas deben ser adaptadas a su edad: libres de colorantes, perfumes, parabenos y ftalatos.
Frecuencia de baño de un recién nacido
El baño diario se ha convertido en una costumbre que en niños mayores que se ensucian más sí puede ser conveniente, pero no es imprescindible en un bebé o recién nacido que apenas se mancha más que en la zona del pañal o cuando come.
Además, la piel tiene sus propios mecanismos de limpieza y la excesiva frecuencia o duración de los baños pueden irritarla, especialmente en bebés y recién nacidos que la tienen muy sensible.
El baño del bebé suele ser un momento de complicidad y cariño familiar, pero cuando no se tiene demasiado tiempo o resulta una experiencia incómoda para el bebé, basta con bañarle dos o tres veces por semana. Por supuesto, sí hay que lavar tantas veces como sea necesario la zona del pañal, la cara, las manos, las axilas y los pliegues de la piel, o cualquier zona que se haya ensuciado, teniendo especial cuidado con la higiene de las zonas delicadas.