Qué son las vacunas y cómo actúan
Las vacunas son gérmenes (o toxinas producidas por ellos) que han sido manipulados para que no puedan ocasionar enfermedad, pero a la vez mantengan su capacidad de ser reconocidos por el sistema defensivo. Con su administración, el organismo produce anticuerpos que protegen al bebé del mismo modo como si hubiera sufrido la enfermedad, aunque dependiendo de la vacuna y de la edad a que la se aplica, pueden ser necesarias varias dosis para conseguirlo.
¿Qué vacunas hay que poner al bebé?
La única enfermedad vírica contra la que hay vacuna que ha sido totalmente erradicada y contra la que se ha dejado de vacunar es la viruela. Es cierto que infecciones como la poliomielitis o la difteria son poco frecuentes desde hace muchos años, y que también están desapareciendo el sarampión, la rubéola, las paperas y la hepatitis B; pero esto es así porque se sigue vacunando contra ellas. No obstante, es importante que sepáis que son posibles los brotes de estas enfermedades, puesto que en países en vías de desarrollo todavía están presentes y estamos en un mundo hiperconectado y donde los desplazamientos son la norma.
A qué edad se ponen las vacunas
El calendario de vacunación para bebés y niños varía cada año y entre comunidades autónomas. Pero, en general, la primera vacuna se pone a los 2 meses y siguen otras a los 4, 12 y 15 meses. Entonces empiezan a espaciarse, se ponen también a los 3 o 4 años, a los 6, a los 12 y a los 14 años.
Dónde se ponen las vacunas a los bebés
Desde el nacimiento hasta el primer año de vida, las vacunas intramusculares (la mayoría) se aplican en el muslo del bebé. Esto es así porque es una zona con mucha masa muscular, en la que no hay vasos sanguíneos gruesos o nervios que se puedan pinchar por equivocación. Además, si sufrieran alguna reacción momentánea con dolor, no causaría demasiados inconvenientes en la movilidad del bebé, ya que todavía no camina. A partir del año se ponen en el brazo, concretamente en el deltoide, porque ya ha adquirido la masa muscular necesaria para una técnica apropiada.
Por qué es importante la vacunación
Aunque la frecuencia con que pueden causar problemas es muy distinta, no hay infección exenta de riesgos. El sarampión, típica enfermedad infantil que no parece especialmente peligrosa no es superado por todos, y 800.000 niños que no gozan de la protección de la vacuna fallecen cada año por su causa. La rubéola es efectivamente muy benigna en el niño, pero erradicarla supone que no la padezcan las embarazadas y que muchos bebés no se malogren o nazcan con secuelas irreparables. Solo se decide incorporar una nueva vacuna al calendario de vacunación del bebé cuando se tienen pruebas de que reporta beneficios sanitarios. Los beneficios están por encima de los riesgos y, por tanto, las vacunas son seguras.
¿Algunas vacunas son peligrosas?
La frecuencia con que las vacunas pueden causar reacciones de importancia es extraordinariamente baja. Pocos medicamentos se han utilizado tan masivamente como para afirmar con seguridad que sus beneficios superan ampliamente a sus riesgos.
Las vacunas son muy seguras, puesto que, se administran en individuos sanos. Además, los estudios para que se apruebe una vacuna son muy rigurosos.
¿Es perjudicial para el bebé ponerle tantas vacunas?
El número de componentes de estas vacunas ante el que su sistema defensivo reacciona es muy inferior a los que le llegan por vía natural, y no le suponen ninguna sobrecarga especial. El sistema inmune del bebé está preparado para recibir las vacunas habituales y, en realidad, podría recibir muchísimas más sin que tuviera consecuencia en su desarrollo e inmunidad.