Seguramente sois conscientes de que en la actualidad los niños nacen y crecen rodeados de tecnología. Son la generación de los llamados nativos digitales. Sin embargo, pocos adultos saben que la presencia continua de pantallas como ordenadores, tabletas o móviles puede tener consecuencias graves en menores de cuatro años.
La primera infancia, de los 0 a los 7 años, y sobre todo los tres primeros años de vida son esenciales para el desarrollo vital de un niño. Durante estos años se produce el mayor y más intenso crecimiento motor, social y emocional. Por este motivo, entre los 0 y 2 años, el uso de dispositivos tecnológicos está totalmente desaconsejado por la Asociación Española de Pediatría. De los 2 a los 4 años, podéis regular el tiempo frente a pantallas a máximo una hora al día, tratando de que sea el mínimo posible y siempre supervisado, es decir, eligiendo los contenidos y en compañía de un adulto. Para niños y niñas mayores de 5 años no se recomienda pasar más de 2 horas al día delante de una pantalla.
Como padres y madres, lo importante es que tengáis claro que la recomendación de cero pantallas hasta los dos años es porque vuestro hijo o hija deja de hacer cosas importantes para su desarrollo: el tiempo que está delante de la pantalla es tiempo en el que no está desarrollando habilidades imprescindibles, como por ejemplo juegos de psicomotricidad o actividad física.
Cómo afectan las pantallas en la infancia
- Dificultan el desarrollo del lenguaje.
- Retrasan el desarrollo de la psicomotricidad gruesa y fina.
- Disminuyen la capacidad para interaccionar con niños y adultos, también de aprender a manejar sus rabietas y frustraciones.
- Perjudican la capacidad para manejar los tiempos de espera, de manera que no aprenden a aplazar el deseo.
Alternativas a las pantallas
La realidad es que muchos niños y niñas ya se han iniciado en el uso de pantallas con pocos meses de vida. El ritmo de vida ajetreado, la falta de tiempo para pensar en otros recursos y las preocupaciones propias de la maternidad y la paternidad (como por ejemplo, que el bebé coma), os puede llevar a ofrecer las pantallas como recurso de distracción. ¿Qué podéis hacer para evitar caer en esto?
- Recordad que la alimentación no es solamente la ingesta de nutrientes, es un proceso que ayuda al desarrollo del bebé ya que le invita a experimentar con sus sentidos e incluso a socializar. Si compartís mesa y coméis todos al mismo tiempo, seguro que el momento de la comida es más agradable y no hacen falta pantallas para ayudarle a comer.
- Podéis preparar una pequeña bolsa con juegos sencillos que ayuden al niño o niña a entretenerse en aquellos momentos en los que se recurría al móvil o a la tablet. Por ejemplo, en una sala de espera, en un restaurante o si viajáis. Una libreta y un par de lápices de colores, cuentos, muñecos, pegatinas… son algunas de las opciones.
- Dejad algunos de sus juguetes guardados durante un tiempo, así cuando necesitéis que se entretenga en casa podéis sacarlos y serán una novedad irresistible.
Cuándo usar las pantallas
Según la Organización Mundial de la Salud, y otros organismos como la Asociación Española de Pediatría, sólo hay un uso aconsejado para niños y niñas de 2 a 3 años: la comunicación con parientes a través de teléfono y videollamada.
En definitiva, un niño menor de dos años no necesita pantallas en absoluto, dado que ya tiene muchos estímulos para distraerse y aprender por sí mismo con su entorno, por ejemplo y sobre todo, jugando.
El juego al aire libre es muy importante para su desarrollo físico e intelectual, así como el tiempo de calidad en casa, donde el pequeño puede desplegar toda su creatividad, imaginación y potencial a través del juego libre y espontáneo.
Por último, debéis tener claro que el uso de dispositivos digitales no puede sustituir ningún tipo de atención por vuestra parte, o como distracción para conseguir un objetivo.