Si un bebé va suficientemente abrigado especialmente en días fríos es una de las preocupaciones más comunes entre padres y madres. Pero, de hecho, un bebe no necesita mucha más ropa que un adulto, con ponerle una prenda más de la necesitáis vosotros es suficiente. Esto es debido a que su termorregulación corporal es algo más inmadura por los siguientes aspectos:
- La cantidad de grasa que les aísla es menor.
- Sus mecanismos de regulación de la temperatura son menos eficientes al estar todavía en proceso de maduración.
- Cuando son muy pequeños, los bebés no se mueven tanto para producir calor.
- Al descender la temperatura exterior, el cuerpo pierde calor por radiación. Los bebés, al tener un tamaño más pequeño, ofrecen una menor superficie corporal de intercambio, por lo que en proporción con los adultos pierden más calor.
Cómo vestir a un bebé
La tendencia universal es abrigar al bebé en exceso, para prevenir esa pérdida de calor. Sin embargo, debéis valorar que la inmadurez en la termorregulación hace que también sean más sensibles al calor, y su temperatura corporal se puede elevar con mayor rapidez que a un adulto y facilitar que se deshidraten.
En cuanto a las prendas de ropa, éstas deben ser cómodas y fáciles de poner y quitar. Los bebés suelen tener la cabeza algo más grande, por lo que se recomienda usar bodis y camisetas con aberturas en los hombros o la espalda para que podáis vestirlos de manera más sencilla.
¿Está el bebé demasiado abrigado?
Para saber si el bebé está muy abrigado, no os podéis fiar de los síntomas habituales como el sudor o las manos frías, por lo que debéis tener en cuenta que:
- Los recién nacidos no suelen sudar tanto como respuesta al calor porque sus glándulas sudoríparas son inmaduras. Aunque en pocos meses podréis comprobar que los bebés y los niños pequeños sudan tanto o más que los adultos.
- Los lugares más adecuados para valorar la temperatura de su piel son el cuello y la nuca.
- Los bebés recién nacidos pueden tener las manos y los pies fríos con una temperatura corporal normal, por la inmadurez en el sistema circulatorio periférico.
- Cuando se abriga demasiado a los bebés, quizás avisen protestando, pero es habitual que el calor les adormezca; por tanto, aunque no lloren, pueden estar pasando calor.
Cómo abrigar a un bebé para dormir
La mejor forma de acertar a la hora de abrigar al bebé para dormir es tener siempre presente que no necesitan más abrigo que cualquiera que estuviera en su lugar, quieto en la cuna. Dependiendo de la temperatura de la habitación, que debería mantenerse entre 22 ºC durante el día y 18 ºC durante la noche, hay que abrigar más o menos al bebé. También debéis tener en cuenta que no es lo mismo si duerme solo en su cuna, o acompañado en la cama si practicáis colecho, ya que recibirá vuestro calor corporal.
Como prevención ante el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante no se debe abrigar demasiado al bebé para dormir. Además, ni su ropa ni la de la cuna deben impedirle moverse libremente, y vigilad que no pueda quedar atrapado bajo sábanas o mantas.
Cómo abrigar al bebé en invierno
Cabe señalar que también es aconsejable que la temperatura dentro del hogar sea confortable para todos. La presencia de bebés o niños pequeños no es incompatible con utilizar calefacción, pero debe vigilarse que no esté expuesto directamente a la fuente de calor (radiadores, estufas…).
Para dormir por las noches en invierno, generalmente es suficiente un bodi y un pijama (ni excesivamente grueso ni excesivamente fino) de manga larga, calcetines y un saco de dormir durante sus primeras noches de vida. El saco, si no le queda grande y comprobáis que no puede deslizar su cabeza hacia el interior, es más seguro que taparlo con mantas bajo las que pueda quedar atrapado.
En caso de salir al exterior, la forma más eficiente de abrigar al bebé en invierno es vestirlo con diferentes capas finas que le protejan del frío, pero que a la vez os permitan ir retirándolas progresivamente si entráis a un sitio cerrado o con calefacción.
También podéis añadir las prendas específicas para esta época del año como son los guantes o manoplas, un abrigo o un buen calzado o calcetines para proteger sus pies. Se desaconsejan las bufandas por riesgo de asfixia.
Cómo abrigar al bebé en verano
Al igual que en invierno, en verano tampoco es recomendable exponer al bebé a temperaturas extremas, por lo que si es necesario podéis usar aire acondicionado o ventilador. Simplemente hay que mantener una temperatura adecuada, que no haga demasiado frío, y no exponer al bebé directamente a la corriente del aire.
Para dormir, sobre todo en las noches que haga mucho calor, bastará con un bodi de tirantes o mangas cortas. En primavera podéis añadir un pijama fino encima. Y para salir a la calle, es mejor que le pongáis ropa transpirable, de materiales como el algodón u otras fibras naturales. Además, por supuesto, de protegerlo del sol.
Otras preguntas sobre el abrigo de los bebés
Estos consejos se deben aplicar con sentido común, y entendiendo que en algunas zonas geográficas el calor o el frío pueden ser más extremos. También debéis tener en cuenta otros aspectos a la hora de abrigar al bebé:
- Si paseáis con carrito en verano, la capota os ayudará a protegerlo del sol, pero no debéis colocar encima una muselina para aportar sombra. Al quedar el bebé tapado, puede aumentar demasiado la temperatura.
- Si hace frío, en lugar de un abrigo podéis ponerle un saco en el carrito, que cubrirá también sus piernas manteniendo al bebé caliente. Pero si usáis el plástico para la lluvia, debéis hacerlo solamente en momentos puntuales (cuando llueva). La burbuja crea un efecto invernadero que hace aumentar mucho la temperatura en su interior.
- Por supuesto, no podéis olvidar desabrigar al bebé o al niño cuando entréis en un recinto cerrado. Si porteáis, es mejor usar un cobertor especial para porteo (o un abrigo grande) para que os cubra a los dos y así poder retirarlo con facilidad.
- Y, si porteáis en verano, debéis elegir un portabebés ligero y proteger la piel del bebé del sudor al menos con una capa de ropa.