La llegada de un bebé a casa suele venir acompañada de cambios y nuevas rutinas. Los paseos con el bebé seguro que se convierten en una actividad de vuestro día a día, un hábito saludable con beneficios tanto para vuestro bebé como para vosotros.
Mejor momento y horario para pasear con el bebé
Podéis empezar a salir a pasear con vuestro bebé des del primer día (salvo en casos de bebés con algunas patologías o recomendaciones específicas). El momento exacto va a depender más de la disponibilidad y de vuestro estado de salud que del propio recién nacido. Obviamente, en la planificación tendréis que tener en cuenta las necesidades de vuestros pequeños, atendiendo ante todo sus horarios de alimentación, cambio de pañal y descanso.
En verano, evitad las horas centrales del día (de 12h a 16h) para protegeros del sol más intenso y en invierno, es mejor si aprovecháis las horas de menos frío para salir. Recordad que debéis evitar la exposición directa al sol de los recién nacidos y bebés menores de seis meses, cuya piel es especialmente sensible. Durante el verano, es necesario extremar las precauciones para evitar quemaduras, insolaciones o deshidratación.
¿Cuántas veces al día debe salir un bebé?
Los pediatras recomiendan que los bebés salgan al menos una vez al día a pasear a la calle y que el paseo sea de como mínimo una hora. Si por tema de horarios u otros motivos no podéis ir de paseo tanto tiempo, podéis hacer dos o tres paseos diarios más cortitos, no hay límites en cuanto a cantidad de veces que podéis salir a pasear con el pequeño.
Cómo hacer que el paseo sea perfecto
Podéis salir a pasear con vuestro bebé usando su cochecito o porteando. El porteo es un sistema para llevar al bebé que asegura un contacto constante entre el bebé o niño con el adulto. Se pueden usar diferentes sistemas portabebés: mochilas ergonómicas, fulares, bandoleras o mei tai. Se le llama porteo ergonómico porque respeta la postura natural del bebé según cada fase de su desarrollo.
Beneficios del porteo ergonómico
Los diferentes sistemas portabebés son un invento tanto cómodo para el adulto, como bueno para el bebé: el peso del bebé está bien repartido gracias a la postura que adopta el bebé, permiten un contacto físico muy estrecho con el bebé y, siempre que estén bien colocados, no suponen el menor peligro para vuestra espalda. Además, el porteo ergonómico previene malformaciones posturales en el bebé, protege el desarrollo de su espalda y también de sus caderas. Otra de las ventajas del porteo es que facilita que tengáis las manos libres, así ganaréis en movilidad y autonomía durante los paseos con el bebé.
Tenéis que saber que el cochecito o el porteo son soluciones complementarias, aunque podéis elegir sólo una de ellas. La elección dependerá de vuestras necesidades y comodidad en cada momento.
Precauciones y aspectos a tener en cuenta en el paseo
Cuando salgáis a pasear con el bebé en su cochecito, debéis colocarle los arneses de seguridad para evitar caídas. El cochecito lo debe llevar siempre un adulto y recordad que es muy importante no sobrecargarlo. Si tenéis bolsas de la compra o bolsos, colocadlos siempre en la parte inferior del carrito porque si colgáis el peso del manillar podéis perder la estabilidad, haciendo que vuelque el carrito con el bebé dentro.
En el caso del porteo, es importante tener en cuenta que éste siempre debe realizarse en condiciones de seguridad para evitar malas posturas y riesgo de asfixia. En el caso de recién nacidos y bebés pequeños, deben estar dentro del portabebés siempre de cara al porteador en una postura parecida a la de una ranita: con la espalda en forma de C y las piernas separadas a 90 grados, en flexión de rodillas, en forma de M. Recordad que la cabecita en recién nacidos debe quedar dentro del portabebés, ya que todavía no se les aguanta sola.
En cuanto a la ropa, si dudáis sobre cuál es la más adecuada para el paseo en invierno, lo más importante es ponerle ropa de abrigo que le permita transpirar correctamente. Un gorrito también será necesario en los días más fríos o de mucho viento, ya que la cabeza es por donde se pierde más calor.
También debéis tener en cuenta los cambios bruscos de temperatura entre el interior y el exterior, tanto en verano como en invierno. Así que es importante abrigar y desabrigar al bebé dependiendo de la temperatura del momento.